lunes, 20 de octubre de 2008

mujer imprescindible


“Hay hombre que luchan un día y son buenos,

hay otros que luchan un año y son mejores,

los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”

Bertotl Brecht

Para Victoriana, a quien de cariño le diremos Vicky, no sólo por ser mujer, sino porque le guardamos enorme estima y admiración por lo que ha logrado, a pesar, a pesar de todo.

En el taller de un conocido programa gubernamental, a ella le pidieron que escribiera los momentos más hermosos de su vida, y en ese mismo instante se sintió triste, ¿Porqué? Sería la pregunta, a lo que ella respondió un dibujo y unos garabatos que le ayudó a escribir su nieta.

Vicky es una gran mujer, a sus 8 años cuidaba ganados y tenia a mas de dos guardias el gendarme y el valiente, eran los perros que le acompañaban en su soledad humana, con escaso alimento se hizo fuerte ante tanta adversidad del monte y a sus 14 años llegó a la cumbre por azares del destino.

La cumbre “cerro de la gran mujer” le aguardó sus esperanzas. Un día por azares del destino pasaba ahí un grupo de arrieros -se les llama así a las personas que transportan mercancías de un lugar a otro- en el descuido del guía uno de sus caballos se accidentó y se fracturó un pie. En el mismo lugar salía doña Vicky a cuidar su ganado, por lo que su padre le dijo que se encargara del animal, que le diera agua y comida. Orden que Victoriana debía llevar al pie de la letra, pues en ese entonces la ley eran los adultos y más si era hombre.

Al despedirse de los arrieros Victoriana se acercó al caballo, le sobó el pie y al regreso de los señores, vaya sorpresa, el animal se había puesto de pie y caminaba, su fractura se había curado. “Por esta labor me remuneró con $10.00, era gran dinero para mí, pues nunca antes había visto esa cantidad en toda mi vida a pesar de tanto trabajar, Así abrí los ojos, sentía que ya podía ganar dinero”.

Para sobrevivir doña Vicky tuvo que ser multioficios. Desde vender papas cocidas en sal y pulque, luego a criar aves de traspatio y venderlo, posterior a esto se dedicó a tejer gabanes, a cocer tela, a costurar ropa tradicional, entre muchos más.

Aun jovencita, su madre la llevó a la plaza del centro a comprar, aquí por azares del destino, al instante la nombraron prestadora de servicios en casa parroquial, el tiempo de servicio por muchacha era por semana, pero ella por su buen desempeño fue invitada a permanecer más rato a grado tal de que una monja le invita ir a estudiar a un internado de Ayutla, donde por sólo un año de curso, ella podría convertirse en instructora para ayudar a estudiar a los demás.

Con esa noticia alegre regresó a su hogar, con tanta emoción por haber ganado 50 pesos por su trabajo, por llevar un sombrero de regalo para su hermanito, pero sobre todo porque ahora podría ella estudiar y conocer las letras, pero abajo los ánimos cuando su madre le dijo ¡qué vas a ir a hacer a ese lugar, de cuando acá sabes que necesitamos de una mujer para sobrevivir, y si quieres ir a buscar un hombre eso se encuentra aquí, así que no le busques!, muy triste ella se retiró, porque como dije al inicio, jamás se debía contradecir a los padres, aun cuando no tuvieran la razón, sólo porque ellos eran adultos.

Tantas adversidades han forjado el ser de Doña Victoriana y ahora dice “desde mi infancia pienso que debo conseguir las metas que me propongo por más imposibles que parezcan”. Desde pequeña edad, hasta estos días soy partera y huesera, vivo para curar a mi gente, eso es lo que me encargó el dador de vida.

Por eso hace varios años: entre los curanderos mixes, nos reunimos para plantear el establecimiento de una Farmacia Comunitaria aquí, con el apoyo del INI y de la autoridad municipal de Tlahuitoltepec, nuestro proyecto se pudo realizar y aquí estoy trabajando. Claro que no fue fácil al inicio, porque yo no conocía los nombres de los medicamentos, pero con la ayuda de mis compañeros pude salir adelante, porque aquí nos juntaron, tanto personas que pueden manejar medicina alópata como tradicional y curanderos.

Hoy a sus 60 años, madre de 6 hijos, Victoriana disfruta del encuentro con parteras y curando y aliviando a todo un pueblo gracias al don y espíritu de servicio que ella posee, a pesar de no saber escribir- motivo que en repetidas veces le pone triste, como en ese taller de apoyo, ha logrado sobresalir y demostrar a la gente que una mujer es parte muy importante para la sociedad. Para Doña Vicky un enorme reconocimiento por su labor, que en muchos ha tenido que suplir la ausencia de servicio de las unidades de salud, gracias por compartir su ejemplo con todos nosotros y le dedicamos la frase del inicio, porque usted ha luchado toda su vida.

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